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A mi hijo le cuesta leer ¿Tiene dislexia?

Una vez nuestros hijos inician el ciclo de Primaria en las escuelas comienzan nuevos retos en el aprendizaje. Progresivamente la lectura y la escritura adquieren gran importancia como elementos vehiculares de los diferentes aprendizajes. Un niño/a que presente dificultades o cierto retraso en estas áreas puede empezar a desmotivarse en clase e incluso distraerse, molestar a los compañeros, etc. Por tanto, es muy importante detectar posibles dificultades a tiempo para evitar futuros problemas.

1- Posibles causas de los problemas de lectura.
2- Como aprendemos a leer.
3- Empezar a estimular la lectura en niños pequeños.
4- Cuando debemos empezar a preocuparnos.
Síntomas que deben ponernos en alerta.
5- ¿Es mi hijo disléxico?

1- Posibles causas de los problemas de lectura.

Las causas de las dificultades o retraso en la lectura pueden ser varios. Desde un cierto retardo madurativo en las áreas neurológicas que regulan su aprendizaje a problemas visuales, bajo nivel cognitivo, también factores del entorno como baja o escasa estimulación temprana, factores afectivo-emocionales (abandono, maltrato, etc.). Puede también que el origen del problema se sitúe al coincidir varios de los factores señalados.
En la edad de 5 o 6 años la mayoría de niños se inicia en la lectura. Muchos de ellos por las razones que ya hemos expuesto puede que les cueste más que a otros compañeros. Señalar que hay niños con un determinado temperamento caracterizado por la hiperactividad, distracción y cierta impulsividad que también suelen tener problemas a la hora tanto de leer como de escribir, si bien, poco a poco, pueden ir normalizando su aprendizaje con las ayudas pertinentes.
Hay otros niños que presentan lo que denominamos Lateralidad Cruzada, una de cuyas formas de manifestarse habitualmente es escribir con la mano derecha (mano dominante) pero siendo la dominancia visual izquierda (ojo izquierdo). Esto conlleva dificultades en la integración de la información y los niños pueden confundir letras al leer o escribir (por ejemplo b o d; p o q). En la escritura se manifestará al presentarse letras invertidas (en forma de espejo).

Detectar el ojo dominante

Para saber cuál es el ojo dominante en un niño basta con indicarle que coja con una mano algún visor, calidoscopio o en su defecto algún tubo hueco y que mire a través de él. El ojo al que se dirija el objeto para mirar será el dominante con bastante probabilidad.

Consejo:

Ante cualquier problema con la lectura antes hay que asegurarnos que no existe ningún trastorno visual por lo que siempre es aconsejable la visita al oculista para que efectúe las pruebas oportunas.

2- Como aprendemos a leer.

Los niños aprenden a leer a través de lo que denominamos ruta fonológica. Es decir, asociando un grafismo a una determinado sonido. Se empieza por el sonido de las vocales para ir incorporando las consonantes. Después vamos uniendo consonante y vocal para formar los sonidos de las sílabas y finalmente llegará la palabra al unir varias sílabas.
A medida que los niños van cogiendo seguridad en la lectura empezaran a incorporar lo que denominamos ruta léxica. Cuando tenemos ya cierta práctica lectora no es necesario que utilicemos la ruta fonológica exclusivamente para identificar la palabra sino que podremos reconocerla, dentro de un determinado texto, a partir de la primera o primeras sílabas. Esto es debido a que nuestro diccionario léxico interior es capaz de identificar la palabra que sigue sin leerla del todo ya que la narración o texto también nos va proporcionando pistas suficientes.

Los niños disléxicos suelen tener el origen de su problema en una excesiva lentitud de la ruta fonológica y esto conlleva que con frecuencia precipiten la ruta léxica no siempre con buen resultado. De ahí que suelan cambiar muchas palabras conservando correcta la primera sílaba pero cambiando las restantes cuando leen. Así pueden leer “casa” en lugar de “caza”.

Los problemas de lectura pueden tomar diferentes formas. Un niño con 7 años ya debería tener cierta fluidez a la hora de leer un parágrafo cometiendo pocos errores e identificando las palabras correctamente. De todas formas, ello por si sólo, no nos garantiza de que el niño no presenta ningún problema al respecto. Hay niños que leen con mucha fluidez pero la comprensión de lo leído es escasa. La razón suele obedecer a que los niños que tienen más dificultades para leer de lo esperado por su edad y curso, necesitan gastar más energía para convertir en sonidos las palabras leídas y ello conlleva que no queden ya recursos para al mismo tiempo entender lo que han leído.
La lectura es un proceso complejo a nivel neurológico y que implica la activación de diferentes áreas del cerebro aunque con el tiempo vamos automatizándolo aunque a algunos niños les va a costar más.

3- Empezar estimular la lectura en niños pequeños.

A partir de los 3 años podemos introducir diferentes juegos y actividades con las vocales y posteriormente las consonantes. Es muy recomendable utilizar una pizarra con letras y números magnéticos para que los niños se familiaricen con ellos y jueguen. No se trata de que aprendan ya a leer (cosa que no corresponde a esta edad) sino que empecemos a estimular su curiosidad. Si empezamos a trabajar con una vocal en concreto debemos acompañarla con imágenes de objetos u otros que sean conocidos por el niño y empiecen por esa vocal.
A estas edades también podemos empezar a estimular los procesos de coordinación visomotriz para ir preparando al niño a dibujar y a escribir más adelante. Al respecto podemos por ejemplo utilizar una tablet con actividades de dibujo libre con el dedo sobre la pantalla o de seguir puntos. Más adelante se pueden introducir diferentes tipos de laberinto donde debemos hacer un recorrido con una pelota.

A partir de los 3 años podemos introducir diferentes juegos y actividades con las vocales y posteriormente las consonantes. Es muy recomendable utilizar una pizarra con letras y números magnéticos para que los niños se familiaricen con ellos y jueguen. No se trata de que aprendan ya a leer (cosa que no corresponde a esta edad) sino que empecemos a estimular su curiosidad. Si empezamos a trabajar con una vocal en concreto debemos acompañarla con imágenes de objetos u otros que sean conocidos por el niño y empiecen por esa vocal.
A estas edades también podemos empezar a estimular los procesos de coordinación visomotriz para ir preparando al niño a dibujar y a escribir más adelante. Al respecto podemos por ejemplo utilizar una tablet con actividades de dibujo libre con el dedo sobre la pantalla o de seguir puntos. Más adelante se pueden introducir diferentes tipos de laberinto donde debemos hacer un recorrido con una pelota.

Tenga en cuenta que:

Pese a que hay muchas aplicaciones android para tablets y juegos de estimulación cognitiva por ordenador que pueden ser útiles, aconsejamos simultanear el uso de estas nuevas tecnologías con juegos más clásicos y actividades manuales. De lo que se trata es que el niño sea capaz también de aprender y jugar a través de diferentes medios y no tan sólo desde las pantallas. Los niños que se acostumbran a jugar largos tiempos con estas tecnologías pueden presentan posteriormente problemas de atención o concentración en la clase.

4- ¿Cuando debemos empezar a preocuparnos?

Debemos primero tener en cuanta la edad del niño. Un niño con menos de 6 años puede de forma natural tener ciertas dificultades en el inicio de la lectura. No obstante, en algunos de ellos puede que se presenten los primeros síntomas de lo que después denominamos Dislexia.
Si el niño o niña presenta algunos de los síntomas que exponemos a continuación debería ser evaluado por un profesional de la psicología o psicopedagogía especialmente si va acompañado de baja autoestima y pocas ganas de ir al colegio.

Síntomas que deben ponernos en alerta:

  • Siempre le ha costado leer aunque es muy inteligente.
  • Cuando lee va muy lento y no respeta los puntos de acentuación.
  • Cambia con frecuencia algunas palabras en la lectura del texto.
  • En los artículos, pronombres o conectores cambia el orden de las letras. Por ejemplo "el" por "le" o "al" por "la".
  • Con frecuencia al leer en voz alta arrastra el sonido de una sílaba mientras trata de identificar el siguiente o vuelve al inicio de la palabra para tratar de pronunciarla toda de una vez para que se entienda.
  • Lee relativamente bien en voz alta pero hay escasa o nula comprensión de lo leído.
  • Le cuesta ponerse a hacer los deberes especialmente los relacionados con las lenguas (lectura, escritura, etc.)
  • No le gusta leer. Sólo le atraen los libros con muchas imágenes.
  • En niños a partir de los 8 o 9 años puede aparecer cierto rechazo hacia la escuela y baja autoestima debido a que se ven menos competentes que sus compañeros aún sin saber bien lo que les pasa.
  • Peores notas en las asignaturas de lengua y matemáticas si hay enunciados de problemas muy largos. Mejores notas en exámenes tipo test que en los de desarrollo.
  • No les suelen gustar y tienen mucha dificultad en los dictados y redacciones.

5- ¿Es mi hijo disléxico?

La Dislexia es un trastorno específico del aprendizaje que afecta básicamente a los procesos de lectura y comprensión de textos. El disléxico pese a ser un niño con una Inteligencia normalizada o incluso superior a la media de su grupo de edad, presenta serias dificultades para mantener un ritmo fluido de lectura con errores frecuentes por cambió, omisión o sustitución de letras y palabras. Su ritmo es además lento y hay una baja comprensión de lo leído. Todo ello altera significativamente su capacidad para aprender y avanzar adecuadamente en algunos aprendizajes (especialmente los relacionados con las lenguas).
Hay que señalar, no obstante, que hay diferentes tipos de dislexia. En algunas de ellas nos encontramos que el ritmo lector está relativamente conservado, no hay muchos errores, pero la comprensión es prácticamente nula. Ello se debe a que los esfuerzos que debe efectuar un disléxico para leer consumen tal cantidad de recursos que ya no quedan energías para comprender el significado del texto. En estos niños la comprensión suele ser muy literal en forma de pequeñas frases inconexas en lugar de una comprensión global de lo leído como sería de esperar.
Pese a que se trata de un trastorno crónico (el disléxico siempre tendrá dificultades para leer) se puede tratar y conseguir mejoras significativas. La intervención pasa a nuestro entender en conseguir dos objetivos:

1º: Aumentar su eficiencia lectora y de comprensión (mejora de la ruta fonológica y léxica).
2º: Enseñar al niño disléxico a aprender de otra manera (utilizando también los canales visuales y auditivos).

Curiosamente los niños que presentan problemas con la lectura y especialmente los que diagnosticamos como disléxicos son unos grandes procesadores visuales. Ello conlleva a que tengan una gran memoria visual y que de hecho puedan procesar información visual más eficientemente (más rápido y con menos errores que los no disléxicos). Este es un recurso que solemos utilizar los que trabajamos con disléxicos para enseñarles a estudiar de otra manera.

La información ofrecida en esta web tiene carácter general y en ningún caso puede sustituir las orientaciones que su médico o profesional de la salud le haya dado.

Temas recomendados:

El ciclo evolutivo. Estimulación cognitiva (los 6 primeros meses). Los celos infantiles. Mi hijo tiene miedo.

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